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Weber LUMIN Manual Del Propietário página 10

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Qué hacer y qué no hacer al cocinar a la barbacoa
Precaliente siempre la barbacoa antes de cocinar.
Si las rejillas de cocción no están lo bastante calientes, los alimentos se pegarán
y, probablemente, no conseguirá esas apetitosas marcas de parrilla. Incluso
aunque la receta indique que debe cocinar a fuego medio o bajo, precaliente
antes la barbacoa en la posición de temperatura máxima.
No cocine en rejillas sucias.
Poner alimentos en una rejilla de cocción sucia nunca es una buena idea. Los
restos adheridos a las rejillas son como pegamento, y acaban adhiriéndose
también a sus alimentos. Si no quiere saborear la cena de ayer en el almuerzo
de hoy, asegúrese de cocinar sobre una rejilla de cocción limpia. Una vez que las
rejillas se hayan precalentado, use un cepillo para parrillas con cerdas de acero
inoxidable para limpiar y suavizar la superficie.
Esté presente.
Antes de encender la barbacoa, asegúrate de tener todo lo que necesites al
alcance de la mano. No olvide sus principales utensilios de barbacoa, los
alimentos engrasados y sazonados, los glaseados o salsas que quiera usar, así
como bandejas limpias para la comida cocinada. Tener que volver a la cocina no
solo significa perderse parte de la diversión, sino que puede ser el principio de
una comida quemada. Los chefs franceses llaman a esto "mise en place" (algo
así como "puesta en escena"). Nosotros lo llamamos "estar presente".
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No cocine demasiados alimentos a la vez.
Poner demasiada comida en las rejillas de cocción limita su flexibilidad.
Mantenga despejada, al menos, una cuarta parte de las rejillas de cocción, con
espacio suficiente entre los alimentos para introducir las pinzas y moverlos
con libertad. A veces, cocinar a la barbacoa requiere tomar decisiones en pocos
segundos y poder mover los alimentos de una zona a otra. Dese el espacio
suficiente para cocinar.
Mantenga a raya su curiosidad.
La tapa de su barbacoa no solo sirve para protegerla de la lluvia. También, y
más importante, impide que entre demasiado aire y que salga demasiado calor
y humo. Cuando la tapa está cerrada, las rejillas de cocción se calientan más,
los alimentos se cocinan en menos tiempo y los sabores ahumados son más
intensos.
Dé la vuelta una sola vez.
¿Hay algo mejor que una jugosa pieza de carne con marcas profundas y
preciosos bordes caramelizados? La clave para conseguir esos resultados es
no tocar el alimento. A veces sentimos la tentación de dar la vuelta a las piezas
antes de que alcancen el nivel deseado de color y sabor. En casi todos los casos,
no hace falta dar la vuelta a los alimentos más de una vez. Si lo hace más veces,
probablemente también esté abriendo la tapa con demasiada frecuencia, dando
lugar a otros problemas. Dé un paso atrás y confíe en el proceso.

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