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Omegon Pro Ritchey Chretien 154 Manual De Usuario página 15

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Anexo C: Consejo práctico: Limpieza del sistema óptico
El usuario se percatará después de cierto tiempo de que las superficies ópticas de su telescopio presentan suciedad.
En principio, las pequeñas partículas de polvo y las demás suciedades no afectan al rendimiento del sistema óptico de manera
apreciable y, por tanto, se pueden dejar en el sistema óptico.
La limpieza implica trabajo y riesgo y, por tanto, se debe realizar con la menor frecuencia posible. Además de que seguro que con
el tiempo se pueden producir arañazos en el sistema óptico a causa de la limpieza regular, existe el peligro de que el sistema
óptico se caiga, sobre todo en caso de una limpieza en húmedo.
Los tipos de suciedades más comunes en los telescopios son el polvo y el polen, y en los oculares la grasa y los restos de líquido
lagrimal. Si empleamos una lámpara potente podremos ver prácticamente siempre suciedad en los sistemas ópticos
completamente nuevos.
¿Cuándo se debe limpiar el telescopio?
El sistema óptico se debe limpiar cuando en la observación se detectan perjuicios en la imagen. En caso de que el sistema óptico
esté muy sucio, los objetos brillantes como, por ejemplo, los planetas muestran un anillo luminoso, como si hubiera caído un
ligero rocío. Es en este momento cuando debemos limpiar el sistema óptico, y no cuando vemos polvo o partículas de suciedad en
el sistema óptico al inspeccionarlo.
Esta regla tiene muy pocas excepciones:
1) Suciedad por polen. El polen contiene azúcar y está formado por bacterias que se asientan en el sistema óptico. Estos
organismos segregan sustancias ácidas que pueden afectar al recubrimiento del sistema óptico. Si, tras una observación en
primavera, puede observar en el sistema óptico una capa amarillenta, deberá limpiarlo.
2) Suciedad generalizada. Si por accidente entran en contacto con el sistema óptico bebidas u otros líquidos, deberá limpiarlo.
Aunque se trate de líquidos transparentes, los componentes del líquido o los metabolitos pueden afectar a los componentes
ópticos.
3) Lentes de los oculares. Como en los oculares los componentes ópticos se encuentran relativamente cerca del enfoque, las
partículas de polvo más grandes se vuelven visibles y, por ejemplo, la suciedad de las pestañas afecta a la imagen. Por eso, los
oculares se limpian con relativa frecuencia.
Para la limpieza se realiza lo siguiente de manera conveniente:
1) Se cepillan las partículas de suciedad gruesas con un pincel suave.
2) Si es posible, se rocía agua destilada en el sistema óptico, por ejemplo, con un pulverizador de jardinería. Se debe garantizar en
este caso que el agua no chorree por el sistema óptico, sino que se debe limpiar con un paño de cocina alrededor del sistema
óptico. Los oculares se limpian con la lente hacia abajo para que el líquido de limpieza no caiga entre las lentes.
3) Las pocas gotas que se adhieren en el sistema óptico tras la limpieza con líquidos nunca se deben frotar, sino que se deben
absorber con la punta de un paño.
4) Solo se deberá frotar cuando sea imprescindible y nunca ejerciendo presión. Deberá asegurarse siempre de que el paño esté
limpio y que sea apto para su uso, por ejemplo el paño de limpieza 21290 Omegon® o el paño de limpieza de microfibras
47315 Omegon® SPUDZ.
5) El líquido de limpieza solo se deberá emplear si la suciedad no se puede retirar con agua destilada. Lo ideal es emplear líquidos
especiales, por ejemplo los incluidos en el set de limpieza 5 en 1 5551 Omegon®. Al mezclar su propio líquido de limpieza se
deben emplear exclusivamente compuestos puros de farmacia. Por ejemplo, se puede emplear una solución con isopropanol o
etanol para limpiar el sistema óptico, ya que los licores dañarían el recubrimiento del sistema óptico de manera irreparable si
se emplean como sustituto del etanol puro. Un nuevo recubrimiento costará normalmente un importe de cuatro dígitos, por lo
que deberán evitarse este tipo de daños. Por ejemplo, nunca se deberán emplear los perfumes que con frecuencia se incluyen
en los limpiacristales comerciales. Estos y muchas otras sustancias dejan una película en la superficie que es difícil o imposible
de detectar. Esto afectará en gran medida a la observación con el sistema óptico. Lo mismo sucede al emplear agua
desmineralizada del mercado de materiales de la construcción en lugar del agua destilada de la farmacia. Se deberán
comprobar y probar siempre los líquidos y métodos, por ejemplo, en una mesa de cristal, para observar si dejan restos.
Se prohíbe expresamente la reproducción parcial o total del contenido de este documento en cualquier forma con fines distintos al uso individual.
53809_ES_Manual de usuario_REV_B
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