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3.2. SISTEMA ELÉCTRICO / ELECTRÓNICO
3.2.1. Protección del sistema electrónico
El sistema electrónico de mando de los motores de la silla está equipado con un control de
la corriente que, en caso de sobrecarga, evita la deterioración de los circuitos.
Si los motores están sometidos a esfuerzos importantes durante un largo período, la potencia
suministrada por el dispositivo se reduce progresivamente, para evitar el sobrecalentamiento.
Esta disminución de la potencia puede llegar a parar completamente la silla. Este fenómeno
se produce más rápidamente cuando la temperatura del ambiente es alta.
Pueden ser necesarios varios minutos para llegar de nuevo a la potencia máxima.
Cuando la tracción está bloqueada por un obstáculo infranqueable y el usuario insiste,
obligando a los motores estar calados durante más de 20 segundos, el sistema electrónico
corta la potencia automáticamente.
3.2.2. Fusible
Además de la protección descrita en el párrafo anterior, el conjunto del sistema eléctrico
de la silla de ruedas está protegido contra la sobrecarga mediante un fusible, situado entre
las baterías.
El fusible no debe saltar durante el funcionamiento normal. Sin embargo, en caso de baterías
demasiado bajas y en carga excesiva, esto puede suceder.
No reemplace el fusible sin antes realizar una comprobación completa del conjunto del
sistema eléctrico. (Párrafo V Cambiar las baterías)
3.2.3. Las baterías
La alimentación eléctrica de la silla se realiza con dos baterías de 12V. Las baterías contienen
un electrólito gelificado. Están selladas, no presentan ningún riesgo de derrame y no necesitan
cuidados. Han sido diseñadas para poder estar descargadas un largo período de tiempo, lo
que no es el caso de las baterías de los coches, que no pueden reemplazarlas.
Antes del primer uso, hay que cargar al máximo las baterías nuevas, momento en el que
tendrán alrededor del 90% de su carga máxima. Las baterías nuevas alcanzarán su potencia
máxima después de haber sido sometidas a una decena de cargas.
La velocidad de descarga de las baterías depende de numerosos parámetros: pendiente y
estado de la superficie del terreno, temperatura ambiental, presión de los neumáticos, peso
del conductor, modo de conducción, etc.
Las baterías de gel no constituyen un producto peligroso y se pueden transportar sin
restricciones por vías terrestres, ferroviarias o aéreas.
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