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Piscinas iGUi Madrid

El agua

El agua de una piscina tiene características especiales. Como se trata de agua limpia y con poco
movimiento, debemos aplicar un tratamiento para evitar que aparezcan algas o gérmenes. Esto
se consigue aplicando productos desinfectantes (normalmente cloro) y manteniendo la acidez
(más conocida como pH) del agua en el nivel natural de la piel humana.
Cloro
El cloro es un elemento químico muy volátil, por lo que tiende a evaporarse, sobre todo con el
sol fuerte. Para mantener su eficacia es necesario añadir cloro al agua periódicamente, ya sea
en forma de pastilla, polvo, o creándolo con un clorador salino.
El nivel óptimo de cloro en una piscina es de 1ppm (parte por millón) o algo menos. Un exceso
de cloro, por encima de 1,5ppm provoca irritaciones en piel, ojos, mucosas, estropea el pelo,
destiñe la ropa, etc. Además, puede provocar reacciones alérgicas o respiratorias. La falta de
cloro (menos de 0,5ppm) permite que se desarrollen algas, hongos y bacterias. Cuanto más se
alejen los valores del ideal, más se notarán los efectos. En las piscinas públicas o que estén
sometidas a normativas oficiales, si los valores no son correctos no está permitido el baño.
El cloro puede adquirirse en distintas formas: polvo, granulado, pastillas, o líquido. El líquido es
el que más rápido se disuelve, pero también es más peligroso de manipular, por el riesgo de
derrames o salpicaduras. En pastillas se puede dosificar fácilmente mediante un recipiente
flotante, o en los cestillos de los skimmers. Hay que tener cuidado con esto, porque el cloro
tiende a endurecer el plástico, dañando estos cestillos. El cloro en polvo y en grano suele
utilizarse para tratamientos de choque (elevar el valor en muy poco tiempo), y se espolvorea
directamente sobre el agua, sobre todo en las zonas con algas.
pH
El pH es el nivel de acidez del agua. El pH ideal para el agua es 7,2 en piscinas de gresite u otros
materiales de construcción, y 7,0 en piscinas de resina o plástico. Cuando el pH se aleja mucho
de estos valores, el cloro pierde su eficacia como desinfectante.
Algunos productos químicos, como las pastillas multifunción, incorporan elementos que ayudan
a estabilizar el nivel de pH. En caso de que este valor se desajuste, podemos corregirlo
añadiendo un producto ácido o alcalino, para neutralizarlo. Para hacer esta tarea más simple,
los productos se comercializan como pH+ o pH-, para indicarnos su función. Si el pH medido en
la piscina es alto, agregamos pH-, y si es bajo, añadimos pH+. En el caso de las piscinas de
cloración salina, el pH siempre sube por el efecto de la electrólisis del agua, de modo que es
necesario ir añadiendo pH- (ácido) para ir corrigiéndolo. Es muy recomendable instalar una
bomba dosificadora automática, para que realice el proceso automáticamente. Estas bombas
inyectan en el agua un ácido muy concentrado, de modo que el producto dura mucho tiempo.
Al igual que ocurre con el cloro, el nivel de pH es muy importante. Por una parte, un pH muy
alto, mayor de 7,5, impide que el cloro haga su trabajo, por lo que aparecerán algas (agua
verde) independientemente del valor del cloro. Por el contrario, si el valor es muy bajo, por
debajo de 6,5, la acidez del agua es muy elevada, aumentando los efectos oxidantes
Piscinas iGUi Madrid, S.L.
Avda. General, 9 – 28860 Paracuellos de Jarama (Madrid)
Tel.: (+34) 91 667 27 83 / Móvil (+34) 617 39 69 77
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