Los sensores de CO tienen limitaciones. Como cualquier otro
dispositivo electrónico, los sensores de CO no son a toda
prueba. Los sensores de CO tienen un tiempo de vida de
funcionamiento limitado. Debe probar el sensor de CO una vez
a la semana dado que podría dejar de funcionar en cualquier
momento.
Si el sensor de CO fallase en la prueba, o si la prueba de
autodiagnóstico informase de que el funcionamiento no es
correcto, sustituya inmediatamente la unidad. Esta alarma no
supervisa los niveles de CO cuando se encuentra en una
condición de problema.
El sensor de CO solo puede detectar el CO que llega hasta el
sensor de la unidad. Es posible que haya acumulación de CO
en otras zonas que no estén dentro del alcance. La frecuencia
y la capacidad con las que la alarma detecta el CO se pueden
ver afectadas por:
•
Puertas u otros elementos que obstaculicen el paso del
CO.
•
Aire fresco procedente de un conducto de ventilación, una
ventana abierta u otra fuente.
•
CO presente en una planta de la casa que no está dentro
del alcance de la alarma instalada en una planta distinta
(por ejemplo, el CO del sótano puede que no llegue a la
alarma instalada en el segundo nivel, cerca de las
habitaciones).
Por tales motivos, lo recomendable es que proporcione una
cobertura total situando un sensor de CO en cada una de las
plantas de su hogar.
El sensor de CO no se debe utilizar para detectar la presencia
de gas natural (metano), propano, butano ni ningún otro
combustible.
Los niños no deben manejar ni manipular la alarma. Advierta a
los niños de los efectos tóxicos del CO.
Efectos tóxicos
El monóxido de carbono (CO) es un gas incoloro, inodoro y no
irritante clasificado como un producto químico asfixiante y
cuyos efectos tóxicos tienen como resultado directo la hipoxia
producida por una determinada exposición.
El CO se absorbe rápidamente a través de los pulmones, se
extiende por la membrana alvéolo-capilar y se unen de forma
reversible con la hemoglobina formando la
carboxihemoglobina (COHb), a pesar de que haya una
cantidad diminuta presente en el plasma. La afinidad de la
hemoglobina con el CO es más de 200 veces mayor de la que
tiene con el oxígeno. Por consiguiente, se reduce la capacidad
para portar oxígeno que tiene la sangre y contribuye a la
disociación de la oxihemoglobina, lo que reduce el suministro
de oxígeno a los tejidos. El CO no sufre ningún cambio
químico en el interior del cuerpo y se elimina con el aire que
expiramos. La eliminación viene determinada por los mismos
factores que se aplican durante la absorción. La vida se
reduce a la mitad si el aire de la habitación se respira durante
2 h – 6,5 h en función del nivel inicial de COHb [1].
Si el nivel de CO en el aire inhalado es constante, el nivel de
COHb en la sangre llegará a un estado de equilibrio
(saturación) después de unas horas. No obstante, la velocidad
a la que se alcanza el equilibrio viene dada por muchos
factores como, por ejemplo, la velocidad de ventilación
pulmonar (actividad física) y la transferencia capilar de los
alvéolos, los parámetros cardíacos, la concentración de
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hemoglobina en sangre, la presión barométrica y la
concentración de oxígeno y dióxido de carbono en el aire
inhalado; no obstante, los dos factores más importantes que
determinan el nivel de COHb son la concentración de CO y la
duración del tiempo de exposición.
En la tabla 1 se muestran los efectos de los distintos niveles
de saturación de COHb en sangre en adultos sanos.
Tabla 1: Efectos en adultos sanos de los distintos niveles de
COHb en sangre
Partes por
Efectos en adultos
millon (ppm)
100
Dolor de cabeza leve, náuseas, fatiga (síntomas de
gripe).
200
Mareos y dolor de cabeza dentro de 2–3 horas.
400
Náuseas, dolor de cabeza frontal, somnolencia,
confusión y frecuencia cardíaca rápida. Riesgo para
la vida después de más de 3 horas de exposición.
800
Dolor de cabeza severo, convulsiones, insuficiencia
de órganos vitales. Muerte posible dentro de 2–
3 horas.
La relación entre la concentración de CO y la duración del
tiempo de exposición se puede calcular para un porcentaje de
COHb determinado, teniendo en cuenta los parámetros de los
factores anteriores. La Figura 8 más adelante muestra
ejemplos de una persona que realiza ejercicio de ligero a
moderado.
Figura 8
Efectos crónicos en los grupos de alto riesgo:
personas con enfermedades de la arteria coronaria expuestas
a niveles bajos de CO dan muestras de una capacidad
reducida para el ejercicio; además, se reduce el tiempo para el
inicio de una angina de pecho inducida por el ejercicio en
dichos pacientes expuestos a niveles bajos de CO. El
monóxido de carbono traspasa con rapidez la barrera de la
placenta y puede afectar negativamente al desarrollo normal
del feto. Existen varios grupos de alto riesgo que son
especialmente sensibles a los efectos del CO debido a que
presentan deficiencias en diferentes órganos o que sufren
cambios específicos [1]; principalmente son los siguientes:
a) Aquellas personas que tienen una capacidad de transporte
de oxígeno reducida debido a anemias o a otros problemas de
la hemoglobina.
Las
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