Por primera vez en Francia en el año 1902, los médicos Leduc y Rouxeau
experimentaron con estimulación eléctrica de baja intensidad en el cerebro.
Leduc y Rouxeau de Francia en 1902. Al principio, este método fue denominado
"electrosueño", ya que se pensó que podía inducir al sueño. La investigación
sobre el uso de lo que hoy se conoce como estimulación con electroterapia
craneal (CES) para el tratamiento de la ansiedad, el insomnio, la depresión y el
dolor comenzó en Rusia en la década de 1950 y llegó por primera vez a EE. UU.
en la década de 1960.
En 1965, los doctores Ronald Melzack (Canadá) y Patrick Wall (Reino
Unido) publicaron un artículo en el que explicaban una nueva teoría integral
sobre cómo el sistema nervioso procesa el dolor. Su teoría Gate Control (control
de la puerta de entrada) también explicaba cómo la estimulación eléctrica puede
influir en la fisiología de las rutas del dolor. En 1967 se implantaron dispositivos
eléctricos mediante cirugía para controlar el dolor agudo de la columna
dorsolumbar. Se usaron dispositivos de estimulación eléctrica superficial para
comprobar la respuesta de la persona como medio para seleccionar los
candidatos a cirugía y para determinar la zona más eficaz para la implantación
del electrodo. Pronto se descubrió que el tratamiento electromédico a través
de la piel (transcutáneo) era igualmente efectivo y se podía usar para aliviar el
dolor, evitando así la cirugía. A partir de entonces, estos dispositivos, conocidos
como estimulación nerviosa eléctrica transcutánea (TENS), han sido aceptados
ampliamente por los profesionales de atención a la salud para controlar muchas
formas del dolor.
Toda forma de vida es de naturaleza electroquímica. Existen campos
eléctricos activos de gran extensión en el universo y el cuerpo. Desde hace
mucho se sabe que el sistema nervioso, por ejemplo, funciona mediante señales
electroquímicas y puramente eléctricas. De hecho, todas las moléculas se
mantienen juntas mediante uniones eléctricas a nivel atómico. La investigación
científica básica sobre la naturaleza de los sistemas de control bioeléctricos en
personas y animales llevó a varios científicos médicos, como Robert O. Becker
(EE. UU.) y Björn Nordenström (Suecia)1 (que ocupó el cargo de presidente del
consejo de los Nobel) a proponer teorías completamente nuevas sobre la
fisiología 2 basadas en los descubrimientos más recientes de la biofísica.
1 Becker, Robert O. The Body Electric. New York: William Morrow and Co. 1985.
2 Nordenström, Bjorn E. W. Biologically Closed Electric Circuits. Stockholm: Nordic Medical
Publications, 1983.
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