Modalidad de uso
Introducción a la tecnología
La terapia ultrasónica representa un método basado en la transferencia de
energía a los tejidos que se traduce en efectos biológicos térmicos y no
térmicos.
Este tratamiento se basa en el contacto entre el cabezal del dispositivo y el
tejido objeto de tratamiento. El buen acoplamiento entre estas dos superficies
está garantizado por el uso de un gel para ultrasonido a base de agua. A través
del contacto descrito se produce la transmisión de las ondas mecánicas
generadas por el piezoeléctrico presente en el interior del cabezal del
dispositivo. A fin de que la transmisión de energía de un medio a otro sea
máxima, los dos deben tener la misma impedancia. Como es obvio, en el caso
del cuerpo humano es difícil que se verifique esta condición.
Cuanta mayor sea la diferencia de impedancia entre los dos medios, mayor será
la reflexión y, en consecuencia, menor la cantidad de energía transferida. La
diferencia de impedancia es máxima para la interfaz aluminio-aire, es decir, la
primera que deben superar los ultrasonidos para llegar al cuerpo. Para reducir
esta diferencia debe utilizarse una sustancia de acoplamiento. Si existe una
pequeña cantidad de aire entre el transductor y la piel, la proporción de
ultrasonidos que se reflejan alcanza el 99.998 %, es decir, no hay transmisión.
Además del fenómeno de la reflexión, si la onda no golpea la superficie de
separación entre el los medios a 90°, se manifiesta la refracción. En práctica, la
dirección del radio de ultrasonidos a través del segundo medio se angulará. El
ángulo crítico para los ultrasonidos en la superficie de la piel parece ser el de
15°. Si la el cabezal del dispositivo está orientado en un ángulo de 15° respecto
a la superficie, la mayor parte del rayo se propagará a través de los tejidos
epidérmicos paralelamente a la piel más que perpendicularmente a los tejidos.
La absorción de la energía emitida por los ultrasonidos sigue una evolución
exponencial, de hecho, los tejidos superficiales absorben mucha más energía
que los profundos.
Debido precisamente a la evolución de la absorción, en teoría no existe ningún
donde se absorba toda la energía, pero existe sin duda un punto donde estos
niveles no son suficientes para producir un efecto terapéutico.
Por lo general, los tejidos con un mayor contenido proteico absorben más, a
diferencia de los tejidos con un alto contenido de agua y bajo contenido
proteico, que absorben una mínima cantidad de energía (la sangre y la grasa,
por ejemplo).
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