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Las manufacturas Montblanc:
dos centros de excelencia en Le Locle y Villeret
En lo más profundo de un valle de las montañas del Jura, un lugar alejado del caótico mundo moderno,
Montblanc ha establecido sus dos manufacturas. La primera se encuentra en Le Locle y es considerada como el
centro de excelencia de la calidad relojera ("Montre et Qualité") y la segunda está en Villeret y es el centro de
excelencia de los movimientos ("Mouvement").
En Le Locle, la tradicional mansión suiza reúne las actividades "Montre et Qualité" que ejerce conforme a una
filosofía inamovible: combinar la relojería suiza hecha a mano con la tecnología punta con el fin de crear obras
maestras excepcionales. La pasión que caracteriza a este lugar es tanta, que incluso los componentes relojeros
que no se ven son acabados a la perfección. El diseño, el desarrollo y el ensamblaje de cada reloj son realizados
meticulosamente en los talleres de la manufactura Montblanc en Le Locle.
Asimismo, el laboratorio somete a prueba a todos los relojes hasta el nivel más elevado de precisión y
calidad que caracteriza a las exigencias Montblanc para crear relojes inimitables por su grado de precisión,
durabilidad y perfección. Fiel a su voluntad de mantener la relojería suiza en su nivel más elevado, Montblanc
presenta sus colecciones exclusivas de relojes, muestra del talento y el compromiso de los maestros relojeros de
Le Locle y el orgullo con que practican su arte.
Elaborados a manoconforme a la tradición
En Villeret, la Alta Relojería puede enorgullecerse de una larga e ilustre historia; allí, surgieron en 1858 la
Manufactura Minerva y las bases de una tradición de más de 150 años, en el edificio que acoge hoy en día
los talleres de Montblanc. Ese legado ininterrumpido es transmitido de generación en generación y continúa
siendo honrado por los relojeros de Villeret. Los relojes que crean a mano exigen un dominio perfecto de las
tradiciones relojeras, un ojo experto y una comprensión intuitiva del alma de un reloj, que son cualidades
que solo pueden desarrollarse a lo largo de una existencia dedicada al arte relojero. Consciente del carácter
exclusivo de estas habilidades, Montblanc decidió protegerlas fundando el centro de excelencia dedicado a los
movimientos relojeros y la innovación en Villeret.