La mayoría de los trabajos sobre la aplicación de LED para cicatrización de heridas cutáneas
demuestran efectos positivos observados por medio de la proliferación de fibroblastos, células
endoteliales y aumento en la deposición de colágeno y queratina. Diferencias en la dosis final
encontrada pueden no ser numéricamente significativas, pero podría influir terapéuticamente, si
consideramos que exista un espacio terapéutico para efectos antiinflamatorios, analgésicos y
cicatrizantes para cada tejido (MATERA, 1994; NORONHA, 2004).
Los valores utilizados para cicatrización de heridas deben variar entre 3 y 6 J/cm² (CARVALHO,
2006; LOW E REED, 2001).
Según Trelles et al. (2006), el LED rojo, usado después traumas de cirugía plástica, disminuye
el tiempo de resolución de los efectos secundarios como eritema, edema y hematomas, en
mitad del tiempo a un tercio, por su efectiva acción antiinflamatoria.
c) Acné
Fluidez sugerida: 6 a 8J/cm²
De acuerdo con Marques, 2004, el LED rojo presenta acción antiinflamatoria. Además de
acelerar la multiplicación celular, los haces de luz actúan favorablemente en la recuperación de
la piel acometida por acné.
La fototerapia con a luz azul presenta fuerte acción bactericida, produciendo la foto-
inactivación de la bacteria Propionibacterium acnés, por medio de un proceso denominado
stress oxidativo que es la acción del oxígeno removiendo los electronos de las capas externas
de las moléculas que forman la membrana citoplasmática de la bacteria (ELDER, 2001).
Como fue descrito, la irradiación del Propionibacterium acnés con la luz azul resulta en
estimulación fotodinámica de las porfirinas almacenadas en la bacteria, llevando a la formación
de O2 singlet y su muerte. Además de eso, se observó que cuando asociada a UVA, a luz azul
provoca cambios en el pH intracelular, alterando el flujo de la transmembrana de iones que
damnifica la bacteria. A pesar de esos y otros estudios mostrar el gran potencial de la luz azul,
se sabe que ella posee la limitación de baja penetración (ARRUDA, 2009; FUTSAETHER,
1995).
La luz roja, por su vez, es menos efectiva en la foto activación de las porfirinas, pero penetra
más profundamente en los tejidos. Posee también propiedades antiinflamatorias, influyendo en
la liberación de citoquinas de los macrófagos y otras células. Macrófagos expuestos a la luz roja
liberan citoquinas que estimulan la proliferación de fibroblastos y la producción de factores de
crecimiento, influyendo en el proceso de cicatrización y reparo de heridas. Pensando en su
acción antiinflamatoria y su capacidad de penetración de tejido más profundo, el uso combinado
de las luces azules y rojas es interesante en el tratamiento de acné (MESTER, 1987;
NORONHA, 2004).
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