Si el motor no se pusiera en marcha, repetir esta maniobra, abriendo mas o
menos el puño del gas. No acelerar bruscamente en los primeros
momentos de funcionamiento, evitando que llegue el motor a elevado
número de revoluciones, especialmente en frío, con objeto de permitir que
el aceite tome la adecuada temperatura y pueda llegar a todos los órganos
que precisan lubrificación.
PUESTA EN MARCHA DEL VEHÍCULO.
Para poner el vehículo en marcha, es preciso: apretar la palanca de
embrague, manteniéndola en esta posición al entrar la primera velocidad,
lo cual se obtiene, presionando con el tacón hacia abajo el brazo posterior
de la palanca del cambio.
Al dejar de ejercer presión sobre dicha palanca, ésta retorna por sí sola a su
primitiva posición.
Acelerar ligeramente y abandonar progresivamente la palanca del
embrague hasta que el vehículo se ponga en movimiento. En este momento
se deja totalmente la palanca del embrague y se da el gas conveniente para
alcanzar una velocidad de 10-15 Km/h. Para pasar a la segunda velocidad,
es necesario cerrar rápidamente el gas y desembragar, desplazando al
mismo tiempo con la punta del pie hacia abajo, el brazo anterior de la
palanca de cambio. Abrir de nuevo el puño de gas, abandonando al mismo
tiempo la palanca de embrague. Repetir la misma operación para pasar de
segunda a tercera y de tercera a cuarta velocidad.
Para pasar de una velocidad cualquiera a otra inmediata inferior, procédase
de la forma siguiente: cerrar el gas, desembragar y manteniendo esta
posición,
acelerar
el
motor
instantáneamente
para
facilitar
la
sincronización de los piñones que deben engranar al entrar la
correspondiente velocidad inferior.
No mantener puesta una velocidad de desarrollo largo, cuando por el
esfuerzo a que esté sometida la máquina, precise una velocidad más corta.
Parta no recalentar excesivamente el embrague y, por consecuencia,
exponer a un desgaste prematuro el material de fricción, evitar que el
motor esté por mucho tiempo desembragado con una velocidad puesta.