3.4 Cuidados con los aceros inoxidables
Los aceros inoxidables pueden presentar puntos de "corrosión", que SIEMPRE SON
PROVOCADOS POR AGENTES EXTERNOS, principalmente cuando el cuidado con la limpieza
o higienización no sea constante y adecuado.
La resistencia a la corrosión del acero inoxidable se debe principalmente a la presencia
del cromo que, en contacto con el oxígeno, permite la formación de una finísima camada
protectora. Esta camada protectora se forma sobre toda la superficie del acero, bloqueando
la acción de los agentes externos que provocan la corrosión.
Cuando la camada protectora sufre un rompimiento, el proceso de corrosión es iniciado,
pudiendo ser evitado a través de la limpieza constante y adecuada.
Inmediatamente después de la utilización del equipamiento, es necesario proceder con
la limpieza, utilizando agua, jabón o detergentes neutros, aplicados con un paño suave o
esponja de nylon. A seguir, enjuagar con agua corriente, se debe enjugar e, inmediatamente
secar, con un paño suave, evitando la permanencia de humedades en las superficies y
principalmente en las grietas.
El enjuague y el secado son extremamente importantes para evitar el aparecimiento de
huellas o corrosiones.
IMPORTANTE
Soluciones ácidas, soluciones salinas, desinfectantes y determinadas soluciones
para esterilizar (hipocloritos, sales de amoníaco tetravalente, compuestos de
iodo, acido nítrico y otros), deben ser EVITADAS por no poder permanecer mucho
tiempo en contacto con el acero inoxidable.
Visto que generalmente poseen CLORO en su composición, tales sustancias atacan el acero
inoxidable, causando puntos de corrosión.
Mismo los detergentes utilizados en la limpieza doméstica, no deben permanecer en
contacto con el acero inoxidable más de lo necesario, debiendo ser también removidos
con agua y la superficie deberá ser completamente seca.
Uso de abrasivos:
Esponjas o estropajos de acero y cepillos de acero en general, además de rallar la
superficie y comprometer la protección del acero inoxidable, dejan partículas que oxidan
y reaccionan, contaminando el acero inoxidable. Por eso, tales productos no deben ser
usados en la limpieza e higienización. Raspados hechos con instrumentos puntiagudos o
similares también deberán ser evitados
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