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Si al final el motor arranca, todo se soluciona con una fuerte salida inicial de agua, pero si los
intentos de arranque fracasan hay que drenar el tubo de escape vaciando completamente el
agua que ha atrapado.
Si la instalación es efectuada correctamente sin componendas y se mantiene bajo control el
sistema, sobre todo durante la primera temporada de uso, el mantenimiento necesario se
reduce al cambio del aceite cuando indicado y del filtro del gasóleo y del rodete de la bomba
cuando sea necesario; pero también hay unas operaciones que podríamos llamar de
"varadero invernal" de utilidad también cuando el generador queda inactivo durante varios
meses y que alargan su vida útil y el mantenimiento de sus prestaciones ante el paso del
tiempo. Como consecuencia de la diferencia de temperatura entre el día y la noche, el agua
que queda en el escape se condensa y con el tiempo se deposita en las válvulas y en el
pistón del motor, fomentado los agarrotamientos y la pérdida de compresión. Rociando aceite
en la admisión del motor antes de los periodos de inactividad y haciendo dar una vuelta
completa sin encendido con la manivela de arranque, es posible protegerse de estos riesgos.
Cabe tener en cuenta que en los motores utilizados para estas construcciones, no hay zonas
críticas entre los circuitos por los que pasa el agua y la zona de explosión; sin que se
intercale una cámara de aire que comunique con el exterior en caso de fugas; el agua gotea
o rocía al exterior pero no puede entrar en el motor.
Nuestro servicio técnico está a disposición para contestar a cualquier pregunta relacionada
con situaciones particulares de instalación, sugiriendo el método más seguro también con
soluciones alternativas con respecto a las tradicionales marítimas.
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