faros, accione las luces de emer‐
gencia y haga sonar la bocina pe‐
riódicamente o cuando note que se
acerca un vehículo.
■ Con niebla, no adelante salvo que
tenga buena visibilidad de frente y
el adelantamiento sea seguro. No
obstante, esté preparado para re‐
ducir la velocidad y volver a su carril
si hay niebla espesa. Si otros vehí‐
culos le están adelantando, hága‐
selo más fácil.
Conducir sobre barro o arena
Cuando conduce sobre barro o
arena, las ruedas tienen menos trac‐
ción. No puede acelerar rápidamente,
es más difícil manejar el volante y son
necesarias mayores distancias para
frenar el vehículo.
Con barro, lo mejor es usar una mar‐
cha más baja; cuanto más espeso
sea el barro, más baja debe ser la
marcha. En zonas de barro espeso,
mantenga el vehículo en movimiento
para evitar que se atasque. Cuando
se conduce sobre arena muy suelta
(como en playas y dunas), los neu‐
máticos tienden a hundirse. Esto
afecta a la dirección, la aceleración y
a la frenada. Para mejorar la tracción,
reduzca ligeramente la presión de los
neumáticos cuando conduzca sobre
arena.
Nota
Después de conducir sobre barro o
arena, limpie y compruebe los forros
de freno. Si no lo hace, podría pro‐
vocar irregularidades en el frenado
y el cristalizado de los forros. Revise
la estructura de la carrocería, la di‐
Conducción y manejo
105
rección, la suspensión, las ruedas,
los neumáticos y el sistema de es‐
cape para detectar posibles daños.
Conducción sobre
calzadas mojadas
Conducir por charcos de agua
Esta es una situación que sería de‐
seable evitar, incluso sobre calles ur‐
banas asfaltadas. Además de no po‐
der evaluar adecuadamente el es‐
tado de la calzada por delante, su ve‐
hículo puede sufrir graves daños por‐
que no fue diseñado para este uso.