El IGB deberá extraerse por medios endoscópicos en
•
presencia de un estómago vacío. Los pacientes
deberán seguir una dieta líquida durante 72 horas y
dieta absoluta durante un mínimo de 12 horas antes de
la extracción. Si hay algún alimento en el estómago
durante la exploración endoscópica, habrá que tomar
medidas (aspirado del contenido estomacal, intubación
endotraqueal o aplazamiento del procedimiento) para
proteger la vía respiratoria superior. El riesgo de
aspirado del contenido gástrico en los pulmones del
paciente representa un riesgo grave que puede
provocar la muerte. Los IGB retardan el vaciado
estomacal, lo cual puede prolongar el tiempo que se
suele necesitar para garantizar que el estómago está
vacío antes de los procedimientos endoscópicos.
Se deberá advertir a las pacientes que tomen las
•
precauciones necesarias para no quedar embarazadas
antes de la colocación o mientras dure el tratamiento.
Se deberá indicar a las pacientes que le informen lo
antes posible si durante el tratamiento se confirma que
están embarazadas, para que se pueda concertar la
extracción del producto.
•
Los pacientes con un IGB que tengan dolor abdominal
intenso y en los que la exploración endoscópica o las
radiografías arrojen resultado negativo pueden precisar
un TAC para descartar de forma definitiva una
perforación.
•
El IGB se compone de un elastómero de silicona
blando, por lo que los instrumentos o los objetos
afilados lo dañan con facilidad. Solamente se debe
manipular el IGB con las manos enguantadas y con los
instrumentos recomendados en este documento.
8.
PRECAUCIONES
Se ha demostrado que los tratamientos de pérdida de
•
peso temporales tienen unos índices malos de éxito a
largo plazo en pacientes con obesidad y con obesidad
mórbida.
•
A la hora de llenar el IGB, se recomienda usar suero
fisiológico estéril y una técnica aséptica similar a la de
cambio de líquidos I.V. (p. ej., uso de guantes limpios,
jeringa estéril, etc.). Si bien se desconoce la causa del
hiperinflado, podría ser que esta fuera la contaminación
del balón por hongos o bacterias. Una forma
recomendada de mitigarlo es evitar que el suero
fisiológico
del
microorganismos que puedan provocar un hiperinflado
espontáneo.
•
Si se encuentran dificultades al colocar el conjunto del
catéter de colocación del IGB (p. ej., resistencia al
llenado del IGB), se deberá extraer el producto y
cambiarlo por un IGB nuevo. A fin de aminorar o evitar
los defectos del catéter de colocación, este deberá
tener cierta soltura durante el proceso de llenado. Si,
durante este proceso, se somete a tensión el catéter de
colocación, la punta del catéter podría desprenderse
del IGB y evitar que este siga desplegándose.
•
Se ha demostrado que la colocación del IGB dentro del
estómago retarda el vaciado gástrico. Esto puede
provocar distintas reacciones previstas y predecibles,
entre ellas: sensación de pesadez en el abdomen,
náuseas y vómitos, reflujo gástrico, eructación,
balón
se
contamine
esofagitis, ardor, diarrea y, en ocasiones, dolor y
calambres abdominales, dorsales o epigástricos.
Durante toda la colocación se puede ralentizar la
digestión de los alimentos por causa del retardo en el
vaciado gástrico. La mayor parte de los pacientes se
adaptan
dos (2) primeras semanas. Con vistas a evitar o
mejorar los signos y síntomas más frecuentes tras la
colocación, los médicos deberán recetar inhibidores de
la bomba de protones (IBP) y antieméticos con fines
profilácticos, como también deben pensar en recetar de
forma temporal antiespasmódicos o anticolinérgicos
para los calambres causados por la adaptación del IGB,
y/o procinéticos para los signos y síntomas derivados
del retardo en el vaciado gástrico. Se deberá advertir a
los pacientes que se pongan en contacto de inmediato
con su médico si experimentan signos y síntomas que
sean inusualmente graves, que empeoren o que sean
recurrentes, ya que estos medicamentos pueden
retardar aún más el vaciado gástrico, lo cual puede
desembocar en una distensión estomacal, una
perforación estomacal y posiblemente la muerte.
•
A fin de evitar las úlceras y controlar los signos y
síntomas del reflujo gastroesofágico, se recomienda
que los pacientes empiecen un programa de
inhibidores de la bomba de protones (IBP) por vía oral
durante aproximadamente 3-5 días antes de la
colocación del IGB, para que el día de la colocación el
efecto de supresión de los ácidos gástricos sea
máximo. Si tras la colocación del IGB hay náuseas o
vómitos, se recomienda administrar la dosis de IBP por
vía sublingual. Se deberá continuar con el régimen
diario de administración de una dosis inicial completa
del IBP mientras esté implantado el IGB. Tras la
colocación del IGB, los otros medicamentos que se
empiecen a administrar con fines profilácticos se
deberán seguir administrando hasta que ya no sean
necesarios. Además, a los pacientes se les indicará
que eviten los medicamentos de los que existe
constancia que provocan o exacerban el deterioro de la
mucosa gastroduodenal.
El IGB es un balón de elastómero de silicona que se
•
puede degradar con el ácido gástrico. Varios médicos
han hecho saber que el uso concomitante de
medicamentos (p. ej., los inhibidores de la bomba de
protones) puede reducir la formación de ácido o reducir
con
la acidez, lo cual puede prolongar la integridad del IGB
(reducción del riesgo de desinflado del producto) y
ayudar a reducir el riesgo de úlceras gástricas y la
perforación consecuente.
•
La respuesta fisiológica del paciente a la presencia del
IGB puede variar en función del estado general del
paciente, así como del nivel y tipo de actividad de este.
Los tipos y la frecuencia de administración de fármacos
o suplementos dietéticos y la dieta global de los
pacientes pueden afectar también a la respuesta.
No se ha estudiado el IGB en pacientes con el píloro
•
distendido o con infección en curso por H. pylori, como
tampoco en pacientes con signos y síntomas o
diagnóstico de retardo del vaciado gástrico.
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a
la
presencia del
producto
en
las